No hay nada como el placer de restituir la belleza original a una obra, y no hay nada como un cliente agradecido que comprende y disfruta con el trabajo bien hecho, que es capaz de seguirte por el camino de tu sensibilidad, por los procesos, aún los más complejos, y que además se convierte en un cómplice que sueña contigo. A veces nos transportamos juntos a tiempos pasados... convertimos nuestro estudio en un refugio, incluso diría que en un mundo aparte de la cruda realidad que nos rodea y eso es algo adictivo, por unos instantes a veces es como una comunión con la obra y con las personas que llevas de la mano en el derrotero de su comprensión.
El placer de restituir la belleza original
Publicado por Caterina Bolet Terradell en
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